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taller de poesia domingos sabados Caballito 49034485


En la escalera de caracol

En la escalera de caracol
hicimos el amor
muchas veces cuando jòvenes y hambrientos
y borrachos de dolor y angustia
no tenìamos un solo centavo
mientras el oleaje de vampiros y zombies
asolaba televisivamente en blanco y negro
las calles de la ciudad
en persecuciòn de sus incautas vìctimas
al solo objeto de drenarles
toda la sangre

en el vano de esa escalera, en la sombra
hicimos muchas veces el amor
a escondidas
y sigilosamente
con suaves gemidos reprimidos
a altas horas de la noche
porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada
salvo la divina juventud
y enloquecidos de dicha
nuestras bocas se unìan
en un beso para siempre
eterno e inmortal
mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn
un piano tal vez
o algo por el estilo

en la escalera de caracol hicimos el amor
o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza
en aquel verano que Machado ya viudo tanto amò
mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas
y un anciano voyeur o miròn
un antiguo sàtiro acaso
nos observaba amable y atentamente
con sus ojos rojos de deseo

o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles
llenos de arañas y telarañas
en redondas camas giratorias
mientras en otras habitaciones
las ladies aullaban de felicidad
y gritaban monòtonos poemas de amor
compuestos de 1 o 2 obscenas palabras
incesantemente repetidas

nos entregamos por aquel entonces o època
a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos
a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas
mientras el inefable portero espiaba
por el ojo de la cerradura
como si no fuera un sòrdido y transistorio albergue a transistores
sino El Fuego de Barbusse
(Editorial Tor, Buenos Aires, 1929)

en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor
procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo
por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano
cuando estabas a punto de gritar
en medio de la medianoche

en la escalera de caracol hicimos el amor
mientras algùn ciudadano volvìa a su casa
abrìa su puerta y la cerraba

cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol
o en los màs roñosos y baratieris hoteles
o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados
apoyados en un centenario àrbol
cuyas ramas llegaban hasta las estrellas
y cuyas raìces poderosamente se hundìan
hasta alcanzar el centro de la tierra

me mirabas siempre a los ojos
y yo miraba tus ojos limpios que me miraban
mientras sonreìas hermosa
o las làgrimas cristalinas resbalaban por tus mejillas
o mientras bailàbamos en las màs furiosas pistas de baile
formando la ronda
como una constelaciòn de Tango
en contra siempre de las agujas del reloj
en contra siempre del tiempo
y del espacio

en la escalera de caracol hacìamos el amor
porque èramos pobres como hermosas arañas negras
que durante las noches se deslizan
por la escalera
de caracol

esa escalera de caracol aùn existe
y no es precisamente una escalera al cielo
como reza la mencionada canciòn
sino una escalera a tierra
como en el tango

no tenìamos una sola moneda partida al medio
èramos pobres hasta decir basta
y por eso hacìamos el amor en lugares
en sitios francamente inusitados
por no decir inauditos
por no decir inèditos: escaleras, parques y plazas pùblicas, grandes
hoteles deshabitados
mientras afuera sonaba la canciòn de la lluvia
que repiqueteaba sobre los techos de cinc
o nos empapaba al salir a la noche y a la vida
y luego a dormir en una cama caliente y seca
seguramente desnudos y abrazados y haciendo
cucharita
como si fuèramos una blanca y dulce
medialuna

en la escalera de
caracol
hicimos
el
amor

licprof UBA

Respuestas
UBA
licprof Cursando Materias Creado: 24/04/24
Su pasiòn fueron las pendejas
de entre 18 y 60 años: con su barba blanca
las seducìa con total impunidad
mediante extraños subterfugios: bailar rock, bailar tango, bailar
cumbia cuarteto reggaeton vals criollo y vienès milonga etc.

màgicos rigores: recitar poemas al oìdo a las bellas
y en el momento en que Machado sentencia:
adoro la hermosura
mirarlas fijamente a los ojos
como tratando de hipnotizarlas
o algo por el estilo
o en su defecto
señalar a la dama en cuestiòn
de entre la multitud de bailarines

su pasiòn eran las pendejas
y durante las noches de luna llena o en cuarto menguante
no menguaban sus vanos intentos
consustanciado con el vampirismo màs naif
el satanismo byroniano: procurando
atacar musicalmente a las incautas
mediante toda clase de estratagemas
pero cuya finalidad era simplemente
drenarles toda la sangre
hincando sus colmillos en la aorta
o en el cuello
los ojos inyectados en sangre
o bàsicamente en blanco
y todo eso mientras bailaba el rock màs rockero
Pappo digamos
Norberto Pappo Napolitano
Dios lo tenga en su santa gloria

mientras bailaba rock con las ladies
su pasiòn eran las pendejas
hasta decir basta
hasta la nàusea
hasta la mèdula

pero mientras bailaba rock
tomado de la mano de una hermosa
adoro la hermosura etc.
esa viola lo volvìa completamente loco
esa viola violada esa violina lo volvia
absolutamente pirado
piromaniaco
le daban ganas de quemar todo
empezando por esa maldita esa fucking viola violada violina

esa viola blusera
dejaba mucho que desear: para empezar
rock y màs rock and roll
como si no existieran otras mùsicas en el mundo
como si no existiera otra melodìa que el blues

locura total, en efecto: se estaba volviendo
completamente loco de remate:
loco por el rock
chiflado por las pendejas: esas criaturas lo volvìan loco
en todas partes: en la calle
esos rostros idìlicos
el modelo estètico dominante
lo movìa
podìa con èl
como si fuera un peòn
una pieza de un engranaje desubicado o peor:
sagazmente destartalado

màgicos rigores: las pendejas
caminaban por todos lados
obviamente ni lo miraban
apenas lo veìan al monstruo en cuestiòn
el importante vejestorio estùpidamente maldito
vagamente masoquista
por no decir paranoide
locoide al decir de Arlt

con sus caras de todos los colores
sus bocas pintarrajeadas
sus blancos dientes
sus rojas lenguas
sus risas y sonrisas
en los videos en la calle en todas partes
las pendejas su gran o pequeña pasiòn

esas piernas a la luz del dìa o de la noche
esos ojos luminosos bajo el cielo tachonado de estrellas
esas manos delicadas
de una delicadeza extrema
esas nalgas esos dulces glùteos
esos dulces clìtoris
esas agridulces vaginas
esos dulces ùteros
esos vaginales labios verticales
esas rojas y ensangrentadas vulvas
que volvìan absolutamente loco tambièn a su
archienemigo el Conde Dràcula quien se
hacìa un festìn con esas menstruales lunas lunàticas
una orgìa de sangre
una cascada de orgasmos
una lluvia de polvos y de baba
machista como èl solo
machista y patriarcal a ultranza
hasta las ùltimas y primera consecuencias
el Conde Dràcula y su hijo Draculìn
para servirlos

mientras tanto
continuaba bailando rock al compàs de Pappo
quien muriò fatalmente en un accidente rutero

su pasiòn eran las pendejas
delgadas y delicadas
quienes con sus pezoncitos rosados como la aurora
lo volvìan totalmente loco de remate
con sus cabelleras rojas verdes fosforescentes
que flameaban en la noche
como estrellas
como lejanas llamas
medievales y flamìgeras

todo bailaba en aquella esfera nocturnal y sagrada:
los ojos como piedras preciosas pulidas por el viento y el agua
las grandes nalgas exorbitantes
los puntiagudos y montañosos pechos repletos de maternal leche
y las dulces vaginas chorreando esperma
despuès de coger una y 1000 veces

todo bailaba en aquel salòn de baile maldito y sobre todo nocturno
miliunanochesco: las lacias o enruladas o salvajes cabelleras
como llamas de rojo fuego

los brazos con sus brazaletes
los cuellos con sus collares
las blusas bluseras abiertas como piernas o como sexuales sexos
para no hablar de los tipos, los minos: pero eso no importa por ahora
porque su gran o pequeña pasiòn eran
se sabe
las hermosas y sabrosonas
pendejas

las cinturas las caderas todo giraba alrededor de la mùsica
los cuerpos sabiamente desnudos y orgiàsticos
dionisìacos como le gustaban a Nietzsche

letra mùsica y danza en su sacra unidad
confluìan hacia su cerebro
allì convergìan volviendolo loco y locuaz

no obstante, el baile era algo catàrtico
algo sumamente terapèutico, digamos

basta de sandeces, de solo mirar a las jòvenes
se le hacìa agua la boca
como le ocurre a todo anciano màs o menos baboso
cuya pasiòn son
las pendejas

al decir de Oliverio, eyaculaba palabras y poemas
en sus oìdos

y esto no era todo: tambièn ...

su pasiòn fueron
las pendejas:
las grandes y hermosas pendejas
las altas y delgadas pendejas
que como flores del Renacimiento
podìan con èl
ebrio de dicha
borracho de felicidad orgàsmica
las pendejas
las
pendejas

...

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