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El crecimiento de venta de automotores en la "Década K"


Si hubo (y hay) una industria emblema del modelo K, esta es, sin lugar a dudas, la automotriz.

Ya sea por la importancia que tienen en la actividad general las ventas de autos a Brasil -destino al que llega uno de cada dos autos fabricados localmente- como así también por lo que representa para la clase media la adquisición de un 0Km como "símbolo social".

No sólo eso. También ha sido uno de las pocas ramas que pudo salir indemne de los vaivenes de la economía kirchnerista a lo largo de toda la década, con cifras de comercialización "envidiables" para otras actividades.



Con ventas que crecieron nada menos que un 500% desde 2003 y con una producción que trepó 400%, la industria sigue dando "aire al relato K".

Tal es así que incluso en la actualidad, está logrando resistir al enfriamiento del consumo y espera crecer entre 4 y 6% en 2013.

Estas cifras permiten mantener vivo el objetivo de llegar al millón de unidades en 2015. "Estamos a la vuelta de lograrlo", expresó la ministra de Industria, Débora Giorgi, en el último seminario que reunió a representantes del sector en Tecnópolis.

Y en ese mismo escenario fue donde, a la par de celebrar el éxito, la funcionaria lanzó una clara advertencia: "Debemos impulsar el desarrollo de autopartes para aumentar el grado de integración local y bajar el déficit que tenemos con Brasil y con el mundo".

Avanzar en este sentido viene a ser, hoy día, el principal desafío. No sólo por cuestiones de rentabilidad empresaria, o de una mayor competencia, también para el cuidado de esos dólares que tanto escasean y que necesita el Gobierno.

Es que, pese al "modelo industrialista" que propusiera el gobierno K desde sus albores, la mayoría de las piezas -70%- que forman parte de los autos que ruedan por las calles argentinas aún se fabrican en el exterior.

Claves del crecimiento
Lograr no sólo que la industria haya "surfeado" los avatares locales y globales de la última década, sino además el haber salido airosa, se dio gracias a un cóctel de factores que influyeron tanto en la oferta como en la demanda.
Según Gonzalo Dalmasso, economista de Abeceb.com, uno de ellos ha sido el nivel de inversiones, que se mantuvo activo y permitió multiplicar la oferta de productos, sumar valor y agregar nuevas subcategorías a las ya existentes.
Los desembolsos, que fueron de $16.900 millones desde 2008, también sirvieron para el desarrollo de proveedores y para la capacitación de personal, según un informe de la Asociación de Fábricas Automotrices -ADEFA-.

Con estos datos, la industria se convirtió en el segundo sector industrial más relevante en términos de inversión extranjera directa en los últimos años, con el 21% del total.

"El mercado se duplicó en comparación con el de los ´90, tanto en ventas como en producción, y este dinamismo tuvo que ver con la inyección de capital por parte de las terminales", comentó Dalmasso.

"El sector automotriz fue y es la estrella del crecimiento industrial post-convertibilidad, con un repunte superior a los dos dígitos anuales hasta 2012", agregó.

El 0km y su rol para la clase media

Además de la mayor variedad de vehículos propuesta por las terminales, la demanda también evidenció importantes cambios desde 2003, que favorecieron el escenario actual, marcado por buenas ventas.

Para Guillermo Oliveto, director de la Consultora W y experto en consumo, el kirchnerismo supo leer una de las principales ansias de la sociedad tras la crisis de 2001: "volver a ser", lo que implicaba recuperar la idiosincrasia de la clase media. Así es que se fomentó el consumo como base del modelo.

Y dentro de este modelo consumista, el 0Km se consagró como uno de los grandes símbolos de toda la era K.

En un contexto en el que acceder a la vivienda propia se fue haciendo cada vez más cuesta arriba, el auto se convirtió en un aspiracional para gran parte de los argentinos.

Para varios analistas, funcionó como "chapa identificatoria" para mostrar el ascenso en la pirámide social.

"En una sociedad que construyó su identidad bajo la impronta de la movilidad social ascendente, el 0Km tiene múltiples significados. Pero hay uno que sintetiza todos los demás: ‘Llegué'", destacó el experto.

Otro analista, Fernando Moiguer, coincidió: "En la Argentina, lo que uno ve es que hay una sociedad que, al no poder comprarse una casa, al no poder comprar futuro en términos de ahorro, consume otros bienes, como autos, por ejemplo".

En su visión, "su inclusión en la categoría de bienes durables es discutible, ya que se han abaratado tanto que están más cerca de un electrodoméstico que de otros conceptos que incluye esa clasificación".

Se observan algunas tendencias mundiales que reflejan un cambio de los consumidores, que también se vieron replicadas en el orden local. Tal como explica el sociólogo Zygmunt Bauman, en los últimos años "quedó atrás la sociedad de productores", típica del siglo XX, para "ingresar en la sociedad de consumidores".

Desde esta nueva óptica, y más allá del calificativo que pueda darse, el consumo se ha transformado en un soporte esencial de la identidad ciudadana. "El pienso, luego existo de Descartes ha sido reemplazado por el compro, luego existo," dice Bauman.

Esta nueva "filosofía de vida" tuvo su correlato directo en los argentinos, quienes ven en el automóvil un bien cada vez más accesible y, al mismo tiempo, portador de status, con un alto componente de aspiracionalidad.

Tanto el aumento del poder adquisitivo como el incremento de la tasa de empleo acompañaron el cambio. En el período, la cantidad de salarios para comprar un 0Km, tomado como referencia se redujo a la mitad, pasando de 30 sueldos a unos 15.



Además, el auto se fue haciendo más accesible gracias a que los precios fueron subiendo por debajo de la inflación general, al verse favorecida la industria por ser más capital intensiva que mano de obra intensiva.

"Los vehículos aumentaron sus precios en los últimos años a una tasa promedio del 16%, lo que los hizo más atractivo para la clase media, en detrimento del ahorro", comentó Dalmasso.

"El cepo cambiario y el congelamiento del mercado inmobiliario también dejaron más pesos dando vueltas en la economía y buena parte de este dinero se canalizó en la compra de vehículos", agregó.

La demanda también fue motorizada desde exterior, con la participación de otros países, además de Brasil, como es el caso de México.

En la última década se exportaron tres millones de unidades, que llegaron en 2012 a 59 países de los cinco continentes.

Si bien la nación vecina es el principal comprador, la apertura extrazona benefició al sector, con Alemania, México, Uruguay y Colombia como destinos con importante tracción.



Subcategorías para ascender más rápido
La multiplicación de la oferta permitió ampliar el abanico de oportunidades de los compradores para hacerse de un 0Km.

En este sentido, las marcas han ido creando subsegmentos y fueron completando los modelos de entrada de gama (más baratos) con más equipamiento, de modo tal de ir adaptando la oferta "a la medida de cada consumidor".

Así, desde el más joven al más adulto; desde el comprador con alma deportiva al serio y tradicional, todos encuentran hoy en el portafolio de productos un sinfín de opciones en cuanto a diseño, equipamiento y precios.
Por el lado de los modelos, la última década marcó la aparición de muchas subcategorías.

Las mismas facilitan a los particulares ir subiendo de modo más gradual desde los vehículos más económicos -pasando por varias estadías intermedias- y, si sus bolsillos se los permiten, llegar a los más caros y codiciados.

Un ejemplo de ello lo da la EcoSport de Ford. Un auto pensado con diseño de SUV (Sport Utility Vehicle). Con el tiempo, fue abriendo paso a un nuevo subrubro, dentro de la definición de SUV compacto.

El éxito del modelo fue tal que la competencia ha ido buscando la forma de ganar un lugar en esta nueva categoría. Fiat buscó dar pelea con sus versiones Adventure, luego se sumó Volkswagen convirtiendo al Fox en CrossFox y, más tarde, Renault con el Sandero Stepway y el Duster.

En el caso de la francesa, ambos modelos le permitieron subir varios escalones en el ranking de ventas. A tal punto de llegar a convertirse en la número dos del mercado, detrás de Volkswagen que prácticamente es inamovible.

Otro ejemplo de estas subcategorías lo dio Volkswagen con el Vento, un auto que pasó a ubicarse entre los modelos del segmento medio y los de tope de gama. Le ganó en posicionamiento al Bora y fue el escalón intermedio para quienes no llegaban al Passat. Así, logró colarse entre las preferencia de muchos particulares que no podían acceder al vehículo más premium que deseaban inicialmente.

Además de la ampliación en el segmento automóviles, la línea de SUV y pick ups es la que está marcando el gran cambio de mercado.

De acuerdo con las cifras de patentamientos de los últimos meses, el segmento de comerciales livianos -donde se incluyen estos vehículos- es el que logró mayor crecimiento.

Lo que viene
Trabajar por una mayor integración regional será uno de los grandes objetivos de la industria.

"Antes se fabricaba el mismo modelo, como el Clio, tanto en la Argentina como en Brasil. Ahora se unificaron los esfuerzos y cada planta se ocupa de un vehículo diferente: el vecino, de los 0km chicos y, en el orden local, de los más grandes. No se superponen, lo que los hace más productivos", comenta Dalmasso.

La globalización también será cada vez más común y hacia ese objetivo se encaminan las grandes marcas. En la Argentina, ya se logró la producción de vehículos globales, Ford con la Ranger y Volkswagen con la Amarok.
La marca del óvalo además tendrá un auto global de producción local, que es el Focus III.

Por otro lado, la industria trabajará en la búsqueda de que mayor cantidad de componentes se desarrollen localmente.

"El crecimiento tan fuerte del sector no se vio reflejado en los proveedores, perdimos contenido nacional e importamos más de Brasil y de la extrazona", explicó el analista.

Por lo pronto, si hay una industria que puede hablar de "década ganada", tal como se ocupa de repetir el "relato", ésta es la automotriz.
Mucho más que cualquier otra, que sufre por las retenciones (sector rural) o por los controles de Moreno (alimentos) o por el cepo al dólar (inmobiliario).

Los 0km han salido indemnes de estos avatares, para alegría de la clase media.

Pablo Martelli UNLP

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