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UBA
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licprof Cursando Materias Creado: 28/01/24
Aventuras en el Microcentro profundo

Ya te echaron?, preguntò mi padre.

No, no me habìan echado pero me comì, en cambio,
flor de sumario administrativo.
La cosa sucediò asì:
pero para què diablos profundizar en materias tan desagradables
y francamente penosas.

5 años estuve en el paraìso burocràtico
por las noches
rodeado por pilas de libros (yo mismo habìa creado mi propia biblioteca
de la que sustraìan libros sin mi permiso, quiero decir que se los robaban
cuando yo no estaba).

Aquellas pilas de libros llegaban desde el piso hasta el techo
(aunque debemos admitir que el techo no era demasiado alto)
y yo me enfrascaba en su ardua lectura
al tiempo que escuchaba a Bach mediante mi telèfono celular.

Agora que lo veo a la distancia temporal
aquellos fueron 5 años de absoluta felicidad:
pido disculpas a quien se sienta ofendido por mi franqueza:
en efecto, aquellos buròcratas pretendieron convertirme en una especie de
ñoqui
o algo peor: las empleadas entraban sin golpear la puerta a mi cubìculo u
oficina, o como diablos se denomine ese lugar
vagamente siniestro;
por otra parte o en cambio, los empleados de seguridad privada
extrañamente eran los màs educados, en la puerta de entrada:
me saludaban amigablemente
a diferencia de algunos empleados como indicaba unos versos
màs arriba, que ni siquiera se dignaban saludarme o responderme el saludo
mientras escuchaba a Juan Sebastiàn
absolutamente extasiado: realmente, aquella mùsica daba sentido a la vida;
a menudo me decìa que, si no existiera Dios, me alcanzaba y sobraba
con la existencia de Bach (por supuesto que
Dios existe, los que no existimos somos nosotros, meros fantasmas onìricos o
cinematogràficos).

Lo que tiendo a narrar solìa suceder
por las noches, alrededor de las 8 pm
hasta las 10 pm
aproximadamente.

El resto del dìa
daba clases particulares a los efectos de ganarme el sustento, parar la
olla. O de lo contrario, en su defecto, me recostaba
con una o màs jòvenes en la oscuridad
al solo objeto de tener un orgasmo
y luego quedarme dormido allì mismo
con el riesgo de que me sonsacaran
los pocos ahorros que tenìa.

Mis pocas finanzas iban menguando, evidentemente, debido
a toda clase de gastos indudablemente superfluos: libros, camperas de cuero,
sacos varios, zapatos de toda ìndole y material, sombreros y gorras varias,
camisas floreadas
como si no se tratara del rol de catedràtico engañado
sino de un turista en ciernes
que se dispone a viajar
hacia el Caribe profundo.

Ademàs o por otra parte,
tenìa una facilidad absoluta o humildemente extraordinaria
para hacerme
de toda clase de enemigos màs o menos acèrrimos
en especial entre la mafia psicopedagògica o
simplemente escolar.


Con una habilidad fuera de lo comùn
en poco tiempo me ponìa en contra a los directores màs
autocràticos, màs autoritarios y tristemente funestos
que procedìan acto o renglòn seguido
a hostigarme al solo objeto que yo renunciara
a la corta o a la larga
sin ninguna clase de indemnizaciòn por ello
ya que habìa sido derogada toda especie de reparaciòn
mediante un decreto presidencial de
extrema
urgencia y necesidad
(aunque algunos jurisconsultos afirmaban sagazmente no haber
ni lo otro ni lo uno: ni urgencia ni necesidad alguna, pero en fin).

Estaba condenado aparentemente
a ponerle los puntos a toda clase de otarios
esquivar, soslayar
giles de lecherìa
que fungìan como directivos
subrogantes, a pesar de ser obviamente
bàsicamente incompetentes, ineptos hasta decir basta, hasta la
nàusea.

Se la pasaban discurseando y llenàndose la boca
contra la violencia de gènero
pero cuando ocurrìa un caso concreto de violencia de gènero o
maltrato laboral (el subrayado es mìo)
no hacìan absolutamente nada
salvo estigmatizar, culpar al denunciante o vìctima,
patologizar, en fin, focalizar en èl
tal como sucede en "El Proceso" de Kafka Franz
(versiòn cinematogràfica de Orson Welles).

Còmo escapar a esas penurias de manera medianamente eficaz?

Un email al supervisor de turno o màs bien de àrea
era fundamentalmente estèril: solìan producirse màs represalias:
actas, falsos testimonios de alumnas supuestamente acosadas (?)
sumarios administrativos manifiestamente armados, fraguados
etc.

Para què ahondar en estas tristes materias?
Si realmente fueron los años màs endiabladamente felices
de mi vida: por las noches concurrìa a las porteñas milongas
al solo efecto de bailarme unos buenos y rumiantes tangos
y bailar con las bellas entre mis brazos
alegres milongas y cruzados valses y santafecinas cumbias.

O sino, encamarme con dos mujeres a la vez
en coquetos departamentos o, en caso contrario, en los màs
sòrdidos tugurios u hoteluchos, por lo general,
cercanos a la estaciòn del tren.

Por eso mis finanzas se iban complicando inextricablemente, empero,
no podìa desembarazarme de ese potente vicio, la droga màs implacable:

el Sexo

que

con sus lìmpidos orgasmos

inexorablemente

me podìa.


UBA
licprof Cursando Materias Creado: 30/01/24
https://escrituracaballito.blogspot.com/

UBA
licprof Cursando Materias Creado: 31/01/24
POEMA MILONGA NUMERO 8

Te invito a que dejes de usar ese peyorativo mote, me
dijo Adolfo: me encantò su frase pero tambièn me seducìa
jugar al antiheroe, el mito del fracaso, escritor
fracasado, Arlt mediante.

Estaba totalmente decidido a denunciar
arbitrariedades, encubrimientos, impunidades varias,
pero sabìa que eso no llevarìa a nada:
todo relato se dirige hacia el pasado
pero tambièn pronostica.

Y perfectamente sabìa por experiencia propia
que toda denuncia, incluso anònima, produce
represalias determinadas: focalizan en el denunciante y
presunta vìctima: cadenas de

encubrimientos, complicidades varias, y no obstante,
deseaba con todo mi ser denunciar a los impunes,
a los hijos de puta (no de otra forma cabe llamarlos)
a los efectos o al solo objeto
de estar tranqui o tranca
con mi conciencia.

Lo fantasmàtico me podìa, especialmente
los fines de semana o durante
las vacaciones de invierno o verano: como ahora mismo: hace
un calor intolerablemente insoportable: redundancia y desviaciòn
segùn Cohen
hacen fundamentalmente a la
experiencia, la aventura poètica.

Sì, lo fantasmàtico o como diablos se llame, me
podìa molto, los fines de semana, o durante las vacaciones
como ahora mismo en que procuro deletrear este confuso
este endiablado poema sin poesìa alguna.

Todas las vacaciones habìa estado elucubrando
esa pavada total que, ademàs, obviamente, no conduce a
ninguna parte, absolutamente.

Pero no podìa pensar en otra cosa, excepto, imàgenes del pasado
o en el Microcentro profundo: estafas varias, pistas de baile repletas,
llenas de parejas mimosas y, en la barra, admiradores profundamente coquetos;

copetines varios, mientras contemplamos a las fèminas danzantes
con los ojos cerrados, respirando profundo
al oido del bailarìn de turno: en aquella època,

podìamos franelear a las bellas de lo lindo: nadie nos decìa nada, si
a la hermosa en cuestiòn no le gustaba el asunto, bueno, ella
sutilmente, mediante sutiles chamuyos, te fletaba o sino
hàbilmente establecìa distancia razonable, lo llamaban
bailar abierto, què idiotez, a nosotros nos
gustaba bailar apretados, milonguero que le decìan, aunque màs
bien era
un estilo de confiterìa bailable remanente en los 90
pero que hacìa furor ya en los 2000
como si no existieran
el tango salòn
y el tango nuevo, Gustavo Naveira
mediante,
Fabiàn Salas, mediante.

Yo me quedè en medio del camino, totalmente
rezagado.

UBA
licprof Cursando Materias Creado: 05/02/24
Abogado y Profesor y Licenciado en Letras UBA clases de apoyo particulares en estudio privado Caballito Parque Rivadavia Capital Federal 49034485 15.5734.5320 153-770-4979 Dr. Prof. Lic. Matias. Los 365 dias del año Precios accesibles. Clases privadas individuales personales particulares lunes a domingos incluso feriados vacaciones

UBA
licprof Cursando Materias Creado: 14/04/24
EN LA ESCALERA DE CARACOL
En la escalera de caracol
hicimos el amor
muchas veces cuando jòvenes y hambrientos
y borrachos de dolor y angustia
no tenìamos un solo centavo
mientras el oleaje de vampiros y zombies
asolaba televisivamente en blanco y negro
las calles de la ciudad
en persecuciòn de sus incautas vìctimas
al solo objeto de drenarles
toda la sangre

en el vano de esa escalera, en la sombra
hicimos muchas veces el amor
a escondidas
y sigilosamente
con suaves gemidos reprimidos
a altas horas de la noche
porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada
salvo la divina juventud
y enloquecidos de dicha
nuestras bocas se unìan
en un beso para siempre
eterno e inmortal
mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn
un piano tal vez
o algo por el estilo

en la escalera de caracol hicimos el amor
o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza
en aquel verano que Machado ya viudo tanto amò
mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas
y un anciano voyeur o miròn
un antiguo sàtiro acaso
nos observaba amable y atentamente
con sus ojos rojos de deseo

o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles
llenos de arañas y telarañas
en redondas camas giratorias
mientras en otras habitaciones
las ladies aullaban de felicidad
y gritaban monòtonos poemas de amor
compuestos de 1 o 2 obscenas palabras
incesantemente repetidas

nos entregamos por aquel entonces o època
a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos
a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas
mientras el inefable portero espiaba
por el ojo de la cerradura
como si no fuera un sòrdido y transitorio albergue a transistores
sino El Fuego de Barbusse
(Editorial Tor, Buenos Aires, 1929)

en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor
procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo
por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano
cuando estabas a punto de gritar
en medio de la medianoche

en la escalera de caracol hicimos el amor
mientras algùn ciudadano volvìa a su casa
abrìa su puerta y la cerraba

cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol
o en los màs roñosos y baratieris hoteles
o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados
apoyados en un centenario àrbol
cuyas ramas llegaban hasta las estrellas
y cuyas raìces poderosamente se hundìan
hasta alcanzar el centro de la tierra

me mirabas siempre a los ojos
y yo miraba tus ojos limpios que me miraban
mientras sonreìas hermosa
o las làgrimas cristalinas resbalaban por tus mejillas
o mientras bailàbamos en las màs furiosas pistas de baile
formando la ronda
como una constelaciòn de Tango
en contra siempre de las agujas del reloj
en contra siempre del tiempo
y del espacio

en la escalera de caracol hacìamos el amor
porque èramos pobres como hermosas arañas negras
que durante las noches se deslizan
por la escalera
de caracol

esa escalera de caracol aùn existe
y no es precisamente una escalera al cielo
como reza la mencionada canciòn
sino una escalera a tierra
como en el tango

no tenìamos una sola moneda partida al medio
èramos pobres hasta decir basta
y por eso hacìamos el amor en lugares
en sitios francamente inusitados
por no decir inauditos
por no decir inèditos: escaleras, parques y plazas pùblicas, grandes
hoteles deshabitados
mientras afuera sonaba la canciòn de la lluvia
que repiqueteaba sobre los techos de cinc
o nos empapaba al salir a la noche y a la vida
y luego a dormir en una cama caliente y seca
seguramente desnudos y abrazados y haciendo
cucharita
como si fuèramos una blanca y dulce
medialuna

en la escalera de
caracol
hicimos
el
amor

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